domingo, 12 de diciembre de 2010

Geller Hernández, un artista llamativo, acucioso, de letra peculiar...

                                       
 Artista Visual y Profesor universitario de la Universidad Central de Venezuela. Candidato a Doctor y Postgrado en Arte Contemporáneo por la Universidad Complutense de Madrid. Investigador-especialista en Arte Interactivo. En 2003, recibió el Premio a la Mejor Colección de Fotografías en la XVI Edición de los Certámenes de Pintura, fotografía, tunas, poesía y cuento de la Asociación para Actividades Conjuntas de los Colegios Mayores de Madrid; para el curso 2002-2003 recibió una Beca MAE-AECI de Investigación Pre-doctoral en Madrid. Sus propuestas artísticas dentro de la pintura, el dibujo, las artes gráficas, la estampa y fotografía digital han sido presentadas en salones y eventos tanto en Venezuela como en Ecuador, Bolivia, México, Francia, Estados Unidos y España.


Témpanos oscilantes

I
Abreviaturas sin sentido adormecen catapultas.
Bestias de lenguas largas se agolpan en la puerta.
Espermas blanquecinas yacen sobre las tierras.
Las arrugas queman al tocar el frío de glaciares de fuego.
Hartazgos de paciencias, proscritas entre esperas.
Los discursos parecen mezclarse con cenizas de acero.

II
¡Los témpanos se hunden al amanecer!...
Son de depósitos turbios de quiméricas esencias.
Son límites puestos sin cortedad terrena...
Es la pueril desventura de la humana complacencia.
¡Los siervos deben lamer los subsuelos!...
Es el espacio que ya no transparenta sin romperse.
Vamos andando, volando a contrafuego...

Geller Darío Hernández Niieves
09 de diciembre de 2010
22:06


Tributo a la inconsciencia

I

Siento la inconsciencia como una lápida de espinas...
Los excrementos revolotean cual ánimas al viento.
La tortura es una pasión de vida sin menoscabo.
Abyecto sin pausa, trajín común a mentes disueltas.
La acritud cierra toda benevolencia…
Es el parto de incontinencias, sudores, excretas…
Absurdo mundo, plagado de secas conciencias.


II

Noventa abanicos soplan hacia las profundidades…
Son de palos humeantes, descarnados…
La integridad es quimera de humo, un asalto maniqueo…
Toques de encáustica sobre papeles quebradizos...
El interior profundo es sospecha dejada al olvido.
Cuánta invencibilidad esbozan las velas encendidas.

Geller Hernández, 11:34 am
05 de diciembre de 2010



Gato

Ese gato grasiento, que se pasea por las noches y los días, sube y baja regularmente por las paredes de un inmenso hoyo. Parece que sólo vive para ello: para llevar sobre sus lomos una pesada carga de recuerdos y fantasías, que algunas veces han escrito los artistas -poetas-.

Eres un mamífero carnicero que persigue a los ratones; al mover tu cuerpo los presionas y mueren. Todos te encuentran hermoso: brillante, es tu piel; delgado, es tu cuerpo; largas, son tus patas; ¡pobrecito! cuando tienes que soportar esos extensos techos de madera, buscando los ratones. Gato, no sabes lo importante que es ese trabajo: le llevas a los seres la comida de sus frustraciones, ¡quisieran ellos tener la habilidad de tus articulaciones!

En el mundo te has hecho famoso: los italianos, los franceses, los ingleses, los americanos, los rusos, y en fin, todos los países te poseen, claro está, varías en fisonomía. Los venezolanos seguramente te trajeron de algún lejano país, ya que aquí no tenemos, ni siquiera, techos de madera, sino de zinc. Sobre este techo no podrías transmitir las creaciones, éste se hundiría y se matarían los directores.

Cuando me llevaron hasta ti, me pregunté: ¿cuánto costarías? pero no me respondí, preferí observarte y entenderte, porque -como quiera que sea- eres producto del hombre y donde estés, ayudarás a saciar el hambre de los... ¿pobres?

 Octubre 1990

 Miró, ¿invadido?
¿Los tiempos? miles de años han pasado; seis cerebros vienen de él... inútil es impedir su aparición; vienen de espacios de sabiduría, de plagas vencidas, de guerras castradas, de soles apagados, de vientres procreadores compartidos; raza, de las supremas en poderío, de sociedades asesoradas por Dioses cósmicos, vienen en forma de antimateria, del inmedible mundo de la nada.

Pero, ¿qué ha ocurrido? ¿dónde está Miró? ¿donde están sus inmortales vientos?... Él, cumplió su proceso, pero sigue presente en otra forma. Su materia alcalina se ha transformado, y ahora bajo los pantanos, sus arenas se deslizan. Los continuos sismos hacen variar a cada instante la profundidad de su cuerpo.

Una secuencia de imágenes aparecen en el paisaje, cada una de ellas ocupa un lugar; su procedencia es incierta; sin embargo, conocen al detalle todo cuanto observan. No articulan palabras, sus pensamientos son sólo uno. Llevan colores siderales, imposibles de captar por mis ojos; pero sus presencias se sienten en cada metro cuadrado; ¿son acaso, humanos provenientes del futuro? ¿serán guerreros con ansias de conquistar? Ellos son los últimos... detestables por sus ideas y dominadores del universo. Estos cerebros actuan conforme a la tradición imperialista, con sus grandes pensamientos civilizados hacen de cualquier cosa su esclavo; hacen al futuro. Y, ¿quién soy yo? ¿por qué sé tanto de ellos? Sencillamente, porque en una mañana, sentado sobre la tierra húmeda, me dieron la oportunidad de imaginarlos, creándolos, como cuando estoy dibujando.

Cuento corto, 09 de noviembre de 1990

1 comentario:

  1. Geller Henández, un artista más que interesante, estudioso, investigador, talentoso y es venezolano. Así que nuestro blog se enorgullece de contar con sus textos en nuestro espacio...

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