Daniela Esquivel
Directora, actriz, productora y escritora mexicana. Licenciada en Literatura Dramática y Teatro con mención honorífica dentro de la especialidad en dirección escénica, por la Universidad Nacional Autónoma de México.
Actualmente combina su actividad artística, como directora y actriz de la Compañía Luna y Señas, con la docencia.
Imparte materias del área de dirección de escena y teoría teatral en la UNAM y en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), imparte también las materias Gesto y Postura y Maquillaje y Vestuario de la Licenciatura en Diseño de Animación en la Universidad Latinoamericana Campus Norte.
La infinita cabellera de ella
Suelta tu cabello Rapunzel….
Y lo solté.
Mi larga cabellera que almacena magia, sueños, tibiezas y estrellas cayó ávida y completa, descendiendo de la torre alta para que tú por ella treparas.
Rapunzel suelta tu cabellera…
Y aunque la primera vez lo dudaba…después sin temor, la dejé caer.
Temía de un bandido que me robara todo y en la nada me dejara.
Temía de un burlador, un timador, que palabras de encanto me prodigara y vacía mi arca dejara.
Temía de un canalla que mis ilusiones golpeara y sin confianza me dejara.
Pero hubo algo de luz en tu mirada…y confiada quedé…
Y solté mi cabellera….
Trepa caballero trepa…
Sube por cada listón rojinegro púrpura dorado castaño cobre azabache violáceo…que te arrime a la eternidad.
Mira que si flaqueas mientras por mi cabello la torre alcanzas, aquí estarán mis brazos para soplarte motivos que te revienten en la cara.
Doradas luciérnagas que te indiquen la morada.
Tú me dijiste una noche. Rapunzel suelta tu cabellera…y yo quise soltarla.
Para ver si entre dos contábamos más estrellas que nos animaran las noches tristes.
Para darle sal y paz al viento seco que nos entra por el ventanal, mientras añoramos unos brazos que tomar.
Rapunzel suelta tu cabellera. Y me imaginé tejiendo un camino de palabras mutuas que tal vez le dieran esperanza a la humanidad.
Y solté mi cabellera.
Y las horas pasaron. Y los días pasaron. Y las semanas pasaron. Y los meses pasaron. Y quizá, tal vez, los años.
La torre no fue tan alta.
La ventana no era tan amplia.
Y mi cabellera no fue tan larga.
Para ti.
Una noche dejaste de trepar. Una mañana dejaste de trepar.
Y sólo me dejaste un pobre canción que lo más triste es que ya no te extraña.
No es que te quedarás ciego, no. Es que tú eras ciego. Llegaste ciego, desde la primera vez que me pediste que te lanzara mi larga trenza.
Ciego…perdido. Sin Luz ni Sueño.
Afortunada de que hoy estés de esta torre lejos…no quisiera ser lazarillo. Rapunzel con este don, y esta larga cabellera no puede permitírselo.
Y no…mis lágrimas no querrán sanarte.
Los milagros sólo son para mi.
Daniela Esquivel
2-12-10/México.
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Mi cuerpo se mueve, todo es muy lento.
Mi cuerpo se mueve, todo sucede vertiginosamente.
Estamos dos y nos desprendemos.
Suena el despertador, habitación blanca y retoques maple me dicen buen día...la habitación huele a café Folgers. Empiezo a correr, todo empieza a correr.
Habitual.
Salgo después de los ocho pisos.
El color del cabello de Sandra, la lleva su madre de la mano, es tan amarillo, tan rubia, tan intenso, sólo la veo y ella me agradece el halago con una blanquísima sonrisa. Se sube al autobús, se sienta junto a Melissa, cuento las cuentas de colores sobre su rizada y negra negra melena. Que dicha verlas juntas y que los colores se revuelvan.
Corro.
¡Dame un segundo tiempo por favor, no seas avaro! Me detengo ante la hoja suprema que cae a diez compases. Toca el piso. La acerco a mi nariz, pero los ojos van por delante. Dorada, café.
A lo lejos se ve la punta del Empire State, dibujos en blanco y negro se me obturan alocadas, de tantas y tantas, mi cabeza me grita, memoria insuficiente.
Respiro, respiro. Busco entre las miles de personas un rostro de ojos rasgados, la aguja del pajar.
El café matutino no fue suficiente, entro a la cafetería, el reflejo de mi rostro canela se confunde entre los blancos y rosas pastel que se exhiben en el aparador, yo me reviso el peinado. Kim me entrega mi café, tiene los ojos rasgados pero no es quien busco.
¿El peligro me llamará esta noche? En esta ciudad todo puede pasar…
Quiero ir a patinar, saturada de trabajo…
Suena el teléfono. Larga distancia. Mi corazón salta desenfrenado.
Del otro lado la voz viaja veloz para decirme mañana llego.
7:50 AM al Kennedy Airport. Me burlo de ti y tu acento colombiano.
Ya quiero verte……………….
¿Ya encontraste a quién buscabas?
No, aún no, los colores me saturan, estoy bloqueada…no puedo distinguir entre el verde de una gelatina, y el pasto de los parques.
Bienvenida…..
Ya casi son las 10:00, mañana iré por ti, cierro los ojos, empieza el desfile de imágenes.
¡Soy yo!
Estoy sentada frente al monitor, son las 10:37 PM. Sólo duró ocho minutos el cerrar mis ojos. Un gato lame a otro. Una cama destendida y un cúmulo de películas regadas por la alfombra café, salta una, “El respiro”. La ventana abierta. 32 grados.
Mi cuerpo se mueve, todo es muy lento.
Mi cuerpo se mueve, todo sucede vertiginosamente.
Estamos dos y nos desprendemos.
Suena el despertador, habitación blanca y retoques Maple me dicen buen día...la habitación huele a café Folgers. Empiezo a correr, todo empieza a correr.
Habitual.
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Pensaba que el lugar común de nombrar
“tu cuerpo como un lienzo”, era eso y no más
el cliché del escritor que no escribe nada
revelador entender que más bien
es el que alguien lo ha dicho antes
Porque lo descubrió antes,
en alguien más
Pero tu cuerpo es un lienzo, un lienzo novísimo
donde mis ausencias y promesas,
mis anhelos y miedos cobran tinta,
donde doy vida a tu vida otorgándote la mía
al arrebatarte la tuya
me nazco al parirme sobre ti
cuando yo te he fecundado
Eres mi dicha y así te nombro
y te alimento de trigo
y te envuelvo en tibia arena
sabes a sal y solsticio
Me regalas
tu caída suave
donde se trazan los contornos
voluptuosos de tu ser
Mi mano anidándose en tu pecho
para comprobar que lates
y me lates a mi
porque sabes a mi
¿y sabes?
Por la noche
cuando llegas
sólo ésta sabe
nuestra historia
ésta que te narro
Con lo del lienzo y la luna,
la del puño del escritor que no escribe nada.
Comentario de Luisa Varela acerca de la ´´Infinita cabellera de ella´´.
Es un cuento hermoso, escrito en prosa poética que rompe con el cuento tradicional dirigido a las niñas, aquel que le canta a la llegada romántica del príncipe encantado. Es una cuento que desmitifica la idea romanticona de la llegada del amor, en donde existe una mujer atrapada en algo y llega un príncipe a salvarla.
Es muy interesante romper con la idea de las mujeres como salvadoras, de ser en las relaciones “lazarillo y sanadoras” de los hombres, de creer que podemos lograr que con nuestra cercanía y todo lo que hacemos por él y porque se mantenga la relación , él, el susodicho cambie.
Y también da pista de lo que queremos las mujeres tejer” un camino de palabras mutuas que tal vez le dieran esperanza a la humanidad”. Es decir compartir en igualdad de oportunidades, aportar en los cambios y ser una "esperanza" para el mundo, una forma respetuosa de crear vínculos.
Creo que este cuento puede seguirlo trabajando y crear una serie de cuentos dirigido a las y los niños. Digo que puede seguirlo trabajando pues para mí puede seguir rompìendo paradigmas en relación al encantamiento de las mujeres , su caida , la esepera de príncipes y como nosostras al fin terminamos creyendoles.
... se lo leeré a mi nieta y nietos,besos y saludos para la autora.